| -Ampliado y actualizado en mayo 2005- LOS ESTADISTAS A INTELECTUALES ARGENTINOS DOMINGO F. SARMIENTO Y BARTOLOMÉ MITRE PROMOVIERON FANÁTICAMENTE EL AMERICANISMO DURANTE SU EXILIO EN CHILE. SIN EMBARGO, AL LLEGAR A LA PRESIDENCIA ARGENTINA, ESTOS DOS AGRADECIDOS EX-AMIGOS DE CHILE ACTUARON DE FORMA ABSOLUTAMENTE EXPANSIONISTA EN CONTRA DE ESTE PAÍS, PROPICIANDO EL AVANCE EN LA PATAGONIA Y EL ESTRECHO, ADEMÁS DE ABANDONAR A CHILE EN LA GUERRA DE LAS ISLAS CHINCHAS FOMENTADA POR EL MISMO AMERICANISMO QUE SEMBRARON. UNA CARTA CONFIDENCIAL DE MITRE A SU MENTOR NOS LO EXPLICA TODO Y DERRIBA UNA DE LAS MÁS EXTENDIDAS FÁBULAS CONTINENTALES SOBRE EL PRESTIGIO PRO-BOLIVARIANO DE MITRE
El Senador Antonio Horvath Kiss, en su trabajo "La Definición de Límites o el Límite de la Indolencia", escribe un párrafo notable, que no resistimos proponer como introducción a este texto:
En 1862 España exige indemnizaciones al Perú y, poco después, invade las islas peruanas Chinchas, con una flota al mando de Luis Hernández. Las islas están frente al Puerto del Callao. Este conflicto movió las aguas de todos los americanistas de Sudamérica, desatando una verdadera escalada de odio y repudio a España, ola solidaria con el Perú, que motivó la intervención en su favor a partir de 1865 (ver artículo sobre la Guerra con España de 1865-1866). El Ministro chileno Lastarria, que era amigo del Presidente de Argentina don Bartolomé Mitre -desde los tiempos en que este último vivió en Chile como exiliado de la dictadura de Rosas, sembrando la simiente del americanismo en nuestro país con sus múltiples escritos y ensayos-, había partido hasta la casa presidencial argentina a solicitar ayuda solidaria para el Perú en la liberación de las islas. Aún retumbaban en la memoria de Lastarria los ecos de los encendidos discursos de hermandad americana de este personaje. Pero al llegar allá, Mitre le puso de nuevo en la calle alegando no interesarle el destino de ningún otro país americano, y menos tener intenciones de involucrar a Argentina en un conflicto de corte americanista, sentimiento que ya le era ajeno. Celebrando su negativa y su indiferencia hacia Lastarria, Mitre informó de inmediato sobre lo sucedido a su mentor y, en gran medida, su inspirador, Domingo Faustino Sarmiento, con una nota que indigna por su infamia y su violencia hacia esos mismos principios que tan cínicamente le adjudican a su persona sus admiradores suscritos a los dogmas americanistas o bolivarianos.
En la extensa carta dirigida por Bartolomé Mitre a Domingo Faustino Sarmiento, que para entonces se encontraba en Lima, con fecha del 24 de marzo de 1865, pueden leerse las ideas vertidas en estos increíbles párrafos que reproducimos con subrayados nuestros.
Esta carta fue leída en una sesión de la Cámara de Senadores del 29 de diciembre de 1959 por el propio Senador González Madariaga, iniciando su discurso sobre la "Síntesis Histórica de las Relaciones Chileno-Argentinas".
Como era de esperar, los autores entreguistas chilenos y los supuestos americanistas aduladores de sus patriarcas argentinos, prácticamente han hecho desaparecer el contenido de esta febril misiva. Se recordará, además, que Chile acudió heroicamente a la liberación del Perú, debiendo renunciar, para ello, a sus posesiones en Atacama, cedidas a Bolivia para aliviar la tensión fronteriza de entonces, además de ver cañoneado y destruido su puerto de Valparaíso, acción a la que recurrió como venganza la flota española. Perú pagó esta solidaridad del vecino ingresando al Pacto de Alianza Secreta con Bolivia en contra de Chile, e invitando a la Argentina a suscribirse a dicho cuadrillazo. Un dato curioso es observar, sin embargo, que Mitre reconoce implícitamente la soberanía de Chile en Atacama, que iba a ser cedida a Bolivia en el año siguiente (para aminorar las diferencias mutuas mientras luchaban con España), al reprochar a Lastarria tal disposición chilena en su frase:
Tanto Mitre como Sarmiento, más tarde, solidarizaron -como toda Argentina- con las reclamaciones bolivianas en ese sector nortino de Chile, tendencia que se ha mantenido hasta hoy entre los historiadores argentinos. Mitre incluso comprometió al entreguismo desenfrenado de Lastarria para iniciar la avanzada argentina sobre el Estrecho de Magallanes, donde había establecido una colonia improvisada para sabotear la que existía allí desde 1843 por orden de Chile, aprovechando la situación en la que quedó nuestro país por partir a luchar en esta guerra inútil y foránea a la que nos arrastró la fiebre belicosa del americanismo (ver artículo sobre la conspiración argentina contra la colonia chilena del Estrecho). El interés por mantener a estos personajes en estatus de patriarcas de América es una de las pocas pero efectivas armas que ha empleado el academicismo de los entreguistas. De hecho, Mitre llegó a reconocer el gobierno del emperador Maximiliano tras la invasión europea en México, compartiendo cordialmente con sus representantes mientras todo el resto del continente no perdía un segundo en condenar dicha agresión. Sin embargo, estas situaciones son muestras precisas de hasta dónde llega a caer (tan bajo) el sentido de la honestidad de estos individuos. Y más grave aún resulta advertir que esta clase de maquillajes de la historia alojan precisamente en gente de formación docente, historiadores o políticos, ramas del quehacer social en las que el culto a la verdad y la objetividad debiesen ser dotes primarios.
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